JONATHAN CAICEDO GIRÓN

Jonathan Caicedo Girón. Bogotá (1989). Es un narrador y poeta suachuno. Licenciado en Humanidades y lengua Castellana. Magíster en Estudios Literarios. Autor del poemario Mediaciones de la locura (2020) y coautor del libro de cuentos Los días sucios (2021). Ha publicado diversos poemas y relatos en revistas latinoamericanas y nacionales. Ha sido jurado en distintas oportunidades del Concurso Nacional de cuento y concursos literarios locales. Invitado al primer Congreso Nacional de creadores literarios, celebrado en San Luis Potosí, México, (2018). Allí presentó el poemario (inédito) Más allá de las palabras. Ganador del concurso de poesía, Somos palabra (2019) organizado por la Universidad Santo Tomás. Docente de la universidad Santo Tomás CAU Facatativá y coordinador académico de la Licenciatura en Humanidades y Lengua Castellana de UNIMINUTO. Investigador académico en el ámbito de la literatura y de la pedagogía. Miembro de REDLEES.

***

Placebo

«¿Qué soñáis en vuestras poéticas alturas?»

J.W. Goethe

El deseo irremediable de estar en otra parte.

La angustia fluida por recorrer los cuerpos

 que jamás nos han pertenecido.

La fatiga de las madrugas hambrientas

en donde navega la geografía de un recuerdo.

El deseo: animal que no se cura ni siquiera

vistiendo la piel del lobo

al que hemos muerto.

Rasguñar el crepúsculo en el que la noche

se funde con el día.

Y dilatar tu sombra entre mi

pecho baldío,

carente de tu aire y de tu pelo.

Te imagino decúbito,

observando

mis ojos de ciruela.

Lamento despertar y perder tu aura, tu esencia.

Lamento no caminar por la caricia

de tus entrañas.

Musito: «¿No tendrá piedad el demonio de mí?»

Mefisto sonríe.

¿Existe en el mundo algo más sensible que

un silencio mal soportado?

Se discurre la cortina de leche

que es el tiempo.

Un rayo de aurora baña mi pecho.

Tu sombra dejó mella.

Tu hálito: intacto.

Regresa de inmediato

el deseo irreversible de

conquistar otras fronteras,

otras carnes, otros ojos, otras lenguas…

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Airport

«Los libros y las prostitutas entrecruzan el tiempo. Dominan la noche como el día y el día como la noche»

                                                                                                                                   Walter Benjamin

 

Escupiendo al mundo 

zambulle sus alas de níquel.

Al alba los halcones de hierro

abren sus brazos para acaparar

los sueños del mundo.

Arriba el turista,

y se despide el viajero

Una cosecha de nostalgia

surge de los letreros de Bienvenida:

¡Pasen!

¡Un abrazo envuelto como serpiente!

Panópticos anunciando en todas las lenguas

los lugares más recónditos del mundo.

Treinta mil y hasta cuarenta mil pies de altura.

“Ojalá que esta vaina no se caiga”.

Los pisos son las mejores camas.

Desfilan cual reina barata: las costumbres, y

las lenguas, los atuendos, y la banda,

¡Germina la pluriculturalidad!

Nacionalidad: humana.

La piel erizada antes de volar.

Unas noches rotas: una valija,

una maleta y todos los sueños del mundo

Estarán desorganizados

en el equipaje.

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Sangre

«El infierno se abría a mis pies, pero se me había dado una brújula para cruzarlo: la libertad»

                                                                                                                            Gonzalo Arango

Como la fuerza de Poseidón,

del mismo modo,

la marea roja se zambulle por tu cuerpo

y circula por las cataratas de tus venas,

permea las arterias.

Bombea tan fuerte tu corazón hambriento,

que pareciese que hubiera amor.

Poco a poco el líquido viscoso

naufragará

los torrentes de la pasión,

que revelan el inesperado escalofrío.

¡Nuestra piel se eriza!

Tu rostro se ruboriza como aquel

Ruiseñor que da vida a la rosa.

El otoño, ahora rojo se riega por tu cuerpo.

Circula el aire, el sueño, la vida.

Césa la existencia cuando

el cuerpo lacera sus paredes.

Una daga penetrante

roba el líquido pegajoso

y los esparce al viento.

Saturada yace la copa de vino.

El filo de la daga

nunca podrá brillar

de la misma forma.

La mancha vivirá en el fino metal

por los siglos…

.

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Cerro de Tetas

«Un pájaro husmea las sobras de la vida.

Puede ser Dios o el asesino: da ya lo mismo»

María Mercedes Carranza

Una asunción rocosa

emerge de la tierra,

y se eleva pobremente

a la llanura árida de sus pezones.

Desplazados y militares,

gente muerta del conflicto,

guerra entre bandos

que ningunea a los nadies.

las ¡TETAS! emergen verticales

e iluminan las faldas

del pueblo de Bochica.

¡CERRO DE TETAS!:

alimentas las heridas

de los niños que no pidieron nacer.

Alumbraste este

parco

municipio

que muere a

dagazos

por los que

cortan con tus faldas:

para tumbar las casas,

paradas con mierda de vaca,

y de una vez por todas:

machacar los sueños

que se fraguaron

de jirones de quienes

ahora habitan allí.

¡Malditas TETAS!:

me recuerdas la decadencia

del que no tuvo la culpa

de no tener platos.

¡Benditas TETAS!:

quisiera arrancar tus pezones

de barro

con el mordisco del sabueso

que padece hambre,

para extraer de la tierra

el cariño y el follaje

de las noches donde las

balas van y vienen.

¡privilegiadas TETAS!:

la autopista escupe

a los hombres

más débiles de la tierra,

que no nacieron acá.

Pero que morirán en tus lactas,

                         pues hace frío, y la mierda escasea para levantar otro murito,

                         que amortigüe las noches de quienes tienen prohibido soñar…

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