Valeria Sandi Peña nació en Santa Cruz, Bolivia, en 1991. Escritora y abogada. Publicó los poemarios Ambidiestros (2014) en coautoría, La luna lleva sal, (2016, 2018), Rincón de lluvia (2018-2019), Raíz de Ceniza (2020). Forma parte de la editorial Literatelia para Bolivia y las revistas Galerías del Alma y Mal de Ojo. Dirige el ciclo de lecturas Trueque Poético y el Festival Internacional de Poesía Joven Jauría de Palabras.
Participó en festivales y encuentros de poesía en Argentina, Chile, Colombia, Perú, México y Cuba.
Ha recibido las distinciones de poeta joven con potencial para compartir otorgado por el Centro Cultural San Isidro 2018 y por su aporte y dedicación constante a la cultura del país por el Ministerio de Culturas y Turismo de Bolivia 2019.
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FRASCOS DE TIEMPO
Hay
quienes derramamos nuestra sed
junto al primer sol, que ahora
es solo
una sombra redonda, golpeada en la pared
dejando de germinar días.
Y en la tarde
somos el caldo del que bebe
cada día la vida y
a cambio
nos devuelve
nuestros restos desperdigados
en frascos de tiempo sin memoria.
Está húmeda la noche
Desde que el lago
carga dentro suyo
todos los huesos
de sus habitantes extinguidos.
Y yo
no soy más que la represa
de estos ojos
Que ya no sueñan ríos.
.
.
.
La vela
◊
Es de noche
cuando
la carne oscurece
y el incienso
lleva en su humo
el olor
de lágrimas
por toda la casa.
◊
Colgada
la mañana
el sueño
se ausenta
Partidas mis uñas
crujen maderas.
Mojadas están
mis manos
para encender la vela.
◊
A la orilla
cae el cuerpo
entra
el desvelo.
◊
Salado retorno
del incienso
a mi almohada
Tiene tapiz
de sombra
mi pared
Y a éste cuarto
sólo
llega la noche.
.
.
.
El mar de Barranco
A esta hora
Solo recordaba
la sábila en tus ojos
Cuando el amor trenzo su arena
en estos pies descalzos
Preparó kilómetros de sol
Me coloreo en rojo
la piel.
Cada marea
Vuelca una ilusión
y no se estremecen
las rocas
cuando otro pájaro
cae dentro de la espuma.
Hoy
mi espejo tiene un mar
De palabras
Carga el oído pesado
En tu búsqueda
Llega tu voz líquida
a diluir el recuerdo.
Un Barranco
patrulla mi herida
desde el segundo piso
también se respira
luz cortada
Por sostener
entre los dientes
amor
Llevo colorada
La mirada también.
Sin sábila de tus ojos
El tiempo
Es palabra tostada
Este cuerpo
espuma de la tarde
cada ola
recoge su adiós.
.
.
.
.
Raíz de cenizas
De tus pulmones
no estallarán
los primeros gritos
de albedrío
no habrá matrona
que contenga este pulso
susurrando
¡Es mujer!.
No llegarás a mi regazo
como el fruto
de nuestros países
del rojo en común
no bordaremos
una bandera nueva
para tu abrigo.
La ira de la menstruación
me abrirá los meses
con cada dolor
sonarán las campanas
caerá mi fertilidad.
Contaré
desde el patio
las aves colgadas
por cada cuento
que no llegó
a tus oídos.
No existirán domingos
para llevarte
a descubrir colores
en los títeres del tío Juan.
No te soplaré
las pesadillas
ni te obligaré a comer
las lentejas
de la abuela.
No jugarás
en la Convención
de frases
ni se calentarán tus días
en la Santa Cruz.
No sabes
cuántos vestuarios
tuve que habitar
para esconder
la tristeza.
No tendrás
adolescencia
Ni me dirás
¡Mamá!
“El Derecho
pone a prueba
la rectitud de las consciencias”
Pero
“La antropología
es el conocimiento
de nuestra humanidad”.
No te dirán
tienes la vena poética
de tus padres
ni nos prepararás
fiesta sorpresa
en nuestro cumpleaños.
Abril de lluvias
¿Florecerá de noche?
no lo veré, no lo verás
de herencia
no tendrás mis ojos
la nostalgia
de un amor
se lo comió a pedazos.
Desde allá
se me parte la raíz
me crece
la sombra.
Disculpa
el temblor
de mis años llega
se derrama
nuestro sueño.
Ahora
te llevo
siendo un deseo
seco
en la garganta
desde
dónde voy
tosiendo
todo
lo que no serás.