Héctor Cañón Hurtado, Bogotá, 1974. Poeta y comunicador. Ganó el Premio Internacional de Poesía Paralelo Cero 2018. Fue finalista del concurso de cuento El Brasil de los Sueños 2008. Al año siguiente ocupó el segundo puesto en el Concurso de Periodismo Ambiental de Conservación Internacional. Escribió los libros de crónica “En la intimidad de sus bibliotecas” y “Hazañas colombianas” de Editorial Norma y los poemarios “Los Viajes de la Luz” y “Cuarteto Elemental” de El Ángel Editor. Es coautor de la selección y el prólogo de “Si después de la guerra hay un día”, antología de poesía colombiana sobre la violencia (Editorial Escarabajo 2020).
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AGUA FIRME
Me pregunto si regresas
en el barco que se asoma a mi mirada
si en altamar navega la botella
que nos embriagó con espuma de olas
si recuerdas las luces
de aquel pueblo en la costa
mientras te peinas
sin mirar el reflejo en la corriente
y acaricias las orillas con un gesto
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Me respondo somos cómplices del agua:
la tierna caracola
predijo que el eco de la lluvia
nos descifraría si dormíamos desnudos
y el río de la memoria
se ha llevado la piel muerta de la primera cita
y el peso de dos nombres en tierras lejanas
Inédito.
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(LOS 5 POEMAS FUERON PUBLICADOS EN CUARTETO ELEMENTAL)
EL CAMINO DE VUELTA
Las ondas que dibuja la piedra
al caer en el agua
regresan desde las orillas
al corazón del hombre.
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Todo lo que va y viene
es música nadando
a contracorriente.
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El cuerpo no cambia
al agitar su reflejo en el río
ni la sombra se deshace
tras reposar en la noche.
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La piedra del fondo sentencia
que todas las aguas viajeras
tienen un camino de vuelta.
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NO ES EL HAMBRE IMPLACABLE
devorando al jaguar
ni el cuerpo insistiendo en bañarse
una vez más en el mismo río.
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No sucede el círculo de los siglos:
el hombre escribe la noche
y el aire la atraviesa sin hacer ruido.
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ATRAPAR UN PUÑADO DE AIRE
alienta más a escribir a la mano frustrada
que cerrarle los párpados a un cadáver.
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Cambiarse de nombre es extravagancia
y escribir poemas una disculpa
para arribar tarde a la cita con la muerte.
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Volar no es lo que hace libre al águila,
sino el hecho de que el testigo
no encuentre su rastro en el horizonte.
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PALOMINO
Los planetas
son peces del cielo.
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Esta noche vinieron todos
porque sienten curiosidad
de mirar un mar en reposo.
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Las olas siguen trabajando
y su música es luz en la costa.
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Hace calor,
la ceiba reposa
y sus hojas están tan calladas
que oímos el pulso azul de los planetas
y los secretos que la orilla
guarda del agua.
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ESCRITO A TIENTAS
Amé a los buitres que te devoraban
mientras les dabas de beber canciones
en el cuenco de tu vientre.
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Amé tu nombre inasible
como llovizna que se escurre
entre las manos de los locos.
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Amé la vulnerabilidad del agua
que borraba tu rastro en mi cuerpo.
De repente se abrió una vasta zanja
entre la punta de tus dedos y los míos.
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No tuve más remedio que llamarle muerte
en un poema escrito a tientas
como quien lame una cicatriz.