Angélica Pinzón, escritora bogotana nacida en 1993. Autora del libro ¡Carambola!, en el cual reúne géneros como la minificción, cuentos y poesía. Es egresada del TEUC y del taller de Idartes y actualmente hace parte del taller de escritura de la «Red Relata» y maneja el espacio de entrevistas «Una cita con el autor».
Ha sido merecedora del segundo lugar en el concurso de cuento organizado por la Universidad Central. Sus cuentos han sido incluidos en varias antologías, siendo la más reciente «Tejido de Historias» (ITA Editorial, 2021). Ha participado en el Festival de la Palabra con la alcaldía de Zipacón y el recital Vida en Marte con la Universidad de la Salle.
Textos tomados de ¡Carambola! (ITA Editorial, 2021):
Ciudad bisílaba:
Se despertó una mañana y decidió que la sílaba “Bo” no existía. Visitó el Jardín Tánico y paseó en los tes del Parque Simón Líbar. El domingo, se compró un Nice en el semáforo de la Jiménez, vio cuenteros en La Candelaria, caminó por el Museo de la Moneda y el Museo de Tero. Por suerte hablo español, pensó, y compró un libro; un mundo de solo OKs no le bastaría. Se inscribió en el concurso “Gotá en 100 palabras” y se preguntó: ¿cómo sería el mundo si eliminaran los ceros?
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Stairway to heaven
“La extinción de una supernova genera una gran cantidad de oro”, leyó la chica. Construyó su escalera y subió al cielo a capturar colisiones estelares. Lo que no sabía es que, tras la muerte de una estrella, quedan agujeros negros devora-cazafortunas. Vive, ahora, en un universo alterno y nos visita de vez en cuando en el coro de una canción.
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Goteras
Llevo a mi madre
en un cántaro,
lo lleno de cielo
cada vez que llueve.
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Bogotá mira por la ventana
Nuestra fauna de palomas,
aguacates
y fresas ambulantes.
Monserrate se esconde en un mar lechoso,
vivimos dentro de un muñeco de felpa
rodeados de miles de fibras,
a veces un niño lo aprieta y cruje el universo,
la espuma se hace migas de pan,
que recogemos en paraguas de niebla.
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31 de octubre
En la casa de en frente planchan fantasmas hasta la media noche,
a las doce ellos iniciarán su jornada laboral.
Es bien sabido
que un fantasma arrugado
no tiene efecto en los niños.