María Magdalena Herrera Reyes [1986, Huehuetenango, Guatemala].Caminante, mujer, madre, actriz de teatro, poeta, activista, defensora de derechos humanos, reside en Los Ángeles, California, estudió en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, de la Universidad de San Carlos de Guatemala. Amante de las artes, la política y la palabra. Ganó concursos de declamación en la escuela primaria. Fue miembro de grupos de teatro de los cuales destaca el grupo de teatro “Huizaches con paz para tu matate” de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales donde escribió y protagonizó monólogos de discurso político social (esta agrupación ha mantenido los segundos lugares consecutivamente en la velada teatral de la Huelga de todos los dolores, USAC). “Los descarados y las descaradas” grupo de teatro que exhibía obras de teatro político y arte callejero, colaboró en el grupo de teatro “Crearte” en California Estados Unidos.
***
Su visita
Ver sus ojos tristes
me recuerdan a una estampida
de animales,
la oscuridad de su iris
me llevan a algo siniestro,
la sonrisa la tiene tallada en sangre
que afilan mi ser, despacio
que la evolución de un reptil
se asemeja a la iluminación del pasado,
.
de una guerra fría
.
va penetrando mi alma
que mi cuerpo se hiela
siento la visita de la muerte
cuando estoy en la cama.
.
He de confesar que en los días ausentes
soy yo quien la busca,
me paseo entre los muertos
y sus casas silenciosas,
las hierbas secas
y sus nombres olvidados,
siento como se acerca siempre
a mi espalda
le gusta atormentarme en la soledad
.
distante
cierro los ojos
y siento el olor de la sangre
al despertar entre la oscuridad
vienen imágenes, una tras otra
me gusta ver sus ojos siniestros
como afilan mi maldad
entre la soledad
los golpes en mi cabeza no cesan….
.
.
.
.
Animal
Niños decapitados caminando
entre las sombras
preguntan por mamá,
señalan el averno
el rugir del animal oscuro
acompañado de jazz.
Ya sé que no cuadra
el miedo a tu mente
mi cuerpo sin control
sabe que es real
el espejo sale a caminar
ante mis ojos
mi mundo, tu mundo
se disparan en diásporas oscuras
la pólvora en tus manos
arman
al idiota absurdo
lleno de odios
quejas…
espíritus…
traumas…
guerras…
laberintos mentales
Caos…
demonios….
muertos…
locura…
tóxicos…
libros sin terminar…
Corre, corre, corre
detrás de una puerta
ella está con su hermoso rostro
y larga cabellera.
El fuego, el fuego
enciende los deseos oscuros de la muerte
puertas que abren y se cierran
vitrales incoloros
ante el destiempo de la oscuridad
¿Pero verte frente a mí?
Putrefacto
amenazándome de muerte
lanzándome a los perros
el eco en la habitación no acaba
susurra mi nombre
¡me grita!
que pronto moriré
¡No me importa!
pero odio verlo ante mis ojos
Putrefacto
caótico
aberrante
desafiante
animal
macho
clava, clávame la daga
tu trastorno me acaba
llévame al invernadero oscuro
invitame a pasar la noche fría
frente a la luna roja
inquieta
que reclama la sangre
maldito, mil veces maldito
te maldigo
porque te escondes en mi almohada
simulando ser una pesadilla
pero me habitas de día.
.
.
.
.
Oscuridad
Cerrar los ojos
¡No puedo!
Llega la noche y mis estrellas salen
traen consigo una gran sonrisa
de la luna medio llena
el amor es el ingrediente secreto
dentro de mi vientre
se llena de sal
y se reseca ante el sacrificio humano
del despertar del hilo de la vida
la despedida de la sangre
es la trama
de un suceso inmundo
que atraviesa manos
en el monumento bello
lo destroza
le pone tropiezos del abismo humano
el dolor del grito en el inconsciente
barricadas de humo que salen
ante el suceso
ausente de la justicia
me provoca una manada de vómitos sin descanso
el ahogo
de la hiel
y la patada del absurdo ser.
Debo sentarme
o mejor tirarme en la arena
y escuchar las olas del mar
sentir el suspenso
de no poder caminar
y ver cómo la vida se va…
cómo el pasar de las innumerables nubes
que no acaban…
Llega la noche y vuelve más llena
mas ansiosa
en su caminar
que no cabe en la manada…
Los nocturnos
¡no somos de manadas!
somos seres solitarios
en busca de un florero
para adornar el día
aún así iluminamos
el paseo en el bosque
cuidamos los pasos del viajero
somos de aquí
y somos del otro lado de la oscuridad
allá en la noche
nuestra conexión al universo se vuelve en un pedestal
que limita la vida
de aquel que se aferra a una sola idea
o solo una expectativa.
Que miserable sería dejar todo adentro
como si mis pelos no crecieran
a su manera
locos
retando a la estática
y a tus estadísticas de muertes
la muerte
de mis hijos
y de mis hermanas
así viene el grito
¡mi grito!
debo dejarlo salir…
el dolor se aqueja
si me muerdo la lengua
por no hablar
hay luz y hay oscuridad
ambas son hermanas
son buenas conocedoras
de la realidad
¿Que sería de mi sin este cuerpo,
sin mis valiosas manos?
que se transforman
en alas
en pies
en guitarra
en pinceles
en plumas
en el infinito se vuelven
la lengua de un desaparecido
que busca gritos
los gritos de auxilio en la oscuridad.
.
.
.
.
ACUARELA
Muchedumbre inconclusa
caminando como almas en pena
huyen del infierno
que les agobia.
Ante el temblor de la montaña
se escuchan gritos
se ven caer uno a uno
los muertos por el hambre.
Sus cuerpos
forman
las rutas del camino
su sangre corre
como ríos de agua viva,
sus volcanes;
erupción del caos
y la tormenta
de la maldición de “dios”
Tu libertad
para morir de hambre
en un desierto lleno de huesos
un cementerio de cuerpos putrefactos,
telúricos.
Ahora soy la mazorca deforme
nacida entre grietas
de la gran selva de asfalto.
Soy la mala hierba
resiliente entre el óxido.
Soy el ala rota de un monarca
que descendió.
.
.
.
.
Pasillo iii
II
Acallada a la hoguera
retornando al maleficio
el hechizo de amor
esperanza de la humanidad
el vientre lleno con un embrión.
¿Qué puede ser más justo?
¿El tiempo o la vida?
Que me arrastrarán
hacia la inaudita
¡Muerte!
.
.
ese agujero incontenible
de oscuridad
ese desacierto de segundos infinitos
de respiros sin retornos.
¡Vete a la mierda!
Vos y tu misericordia
que son los tripulantes
de un arca que solo viene en pares.
Y yo:
nací impar.
Esa es mi maldición…
.
.
III
Uno a uno fue cayendo
como hoja seca
como grano de sal en agua
como gota de lluvia en tormenta
como desdicha de tus penas.
Colapsada en la tierra
sin cosecha,
sin comida
avergonzada de mis poemas
como niña desnutrida
en la eterna primavera
vaga en palabras necias
de una revolución que jamás será.
Impía ante tus ojos
que destilan lágrimas de prejuicios
tu lengua que es larga
que mutila y mata
es la misma que lame los pies
del que predica en una iglesia.