Michael Benítez Ortiz (Bogotá, 1991). Es bachiller. Ha trabajado como editor, periodista musical y vendedor de dulces. Es autor de los libros: Bogotrash (Cuento, 2014), Lo que quería decir era otra cosa (Poesía, 2019) y Papeles (Poesía, 2020). Compiló las obras: Cumpleaños del tiempo de María de las Estrellas y El gigoló de los dioses de Luis Ernesto Valencia. Ha ganado algunos premios literarios sin mucha importancia. Textos suyos aparecen en diversas revistas y antologías de poesía y narrativa. Pueden buscarlo en Google. Es cofundador y codirector de la editorial independiente Ruido Ediciones.
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RESEÑA O COMENTARIO DE ‘LO QUE QUERÍA DECIR ERA OTRA COSA’ (MICHAEL BENÍTEZ ORTIZ)
#Joyadelapoesíacontemporánea escrita en esta lengua. Indudablemente una de las voces más contundentes dentro del panorama literario colombiano. Punchlines-a-diestra-y-siniestra.
Es el tipo de lectura que enloquece a lxs críticxs cuadriculades, y es el tipo de poeta tramador que pasa a la historia meritoriamente.
De Joey, si no me equivoco, es el primer conjunto de poemas publicado en formato libro.
El humor y la manera en que amalgama diversas voces (de muertxs y vivxs) en su escritura es exquisita, pues se nota un gran conocimiento de varias tradiciones poéticas (en especial de la colombiana).
El lugar que ocupa la infancia o la niñez en buena parte de estos textos o poemas es trascendental. También podría decirse que la niñez (y el trato que se le da) es una característica importante, vital, dentro del estilo poético del crack capitalino.
Siento una dimensión crítica bastante elevada en varios momentos. Desde el título (por ej.) me parece que se critican ciertas concepciones teóricas o académicas (anquilosadas?) respecto a lo que llamamos interpretación e intención. No sé. Pero bueno: tal vez quería entender otra cosa, pero no pude, o sobreinterpreté.
También siento severa sátira respecto a la concepción de lo que llamamos «poesía» y «ser poeta» en Colombia.
Pa terminales: es bella la manera en que se emplean versos de canciones y se articulan con sentido a los textos. Me refiero a las citas o epígrafes. También se expone mediante dichos fragmentos que Joey sin duda alguna es un rockstar de la poesía chibchombiana.
En fin, aquí hay poemas que te dan un puño en la boca del estómago, y a veces, ni te soban, sino que te dan otro (pero en la cara).
C*
*Steven Jaramillo “H” (Colombia, 1997). Textos de su autoría figuran en revistas y antologías nacionales e internacionales. Ha publicado Hidrofonía #0 y Ralladura umbilical. Es aprendiz de librero en @constelaciondepupilas (Instagram), donde firma como C.
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POEMA PARA UN NIÑO INDISCIPLINADO
La poesía te hará volar más alto que cualquier droga;
tanto
que podrás encestar tus miedos en la luna.
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La poesía es más efectiva que unos zapatos bonitos
a la hora de conquistar
a la niña que te gusta.
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Con la poesía serás el peor atracador del barrio:
le robarás minutos al reloj en cada esquina
para gastarlos en tu vida.
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Con la poesía le harás bullying
a los monstruos de tus pesadillas
y aprenderás a soñar aunque esté de día.
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Con la poesía siempre estarás armado,
pues ella es una navaja
que apuñala en el corazón a la mentira.
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Con la poesía harás trampa
porque siempre tendrás un as bajo la manga
para cada problema de tus días.
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Así que no le creas a tus padres,
a tus profes, a los poetas ni a los curas
cuando hablen de ella,
seguro que la están confundiendo
con la policía.
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AL MENOS
Yo
Que admiro a Luis Vidales
Que me sé de memoria un verso de Julio Flórez
Que no he leído a Valencia
Que no fumé basuco con Jattin
Que soy amigo de John F. Galindo
Que no entiendo ni coma a Mutis
Que soy más urbano que Mario Rivero
Que Juan Manuel Roca me parece una piedra
Que no le he dado culo a Alvarado Tenorio, ni a ninguno
Que soy más joven que Jaime Jaramillo Escobar
Que leí a Pombo, en el colegio
Que cuando estoy ebrio hablo como Obeso
Que me gusta Hannah Escobar, sin leerla
Que por María Mercedes Carranza
sé que la poesía no se hereda—el papá no era poeta
Que a mis rapidines les digo José Manuel Arangos
Que tengo una foto con Jotamario
—qué culpa, si él me la pidió—
Que no me soporto ni una línea de Federico Díaz-Granados
—prefiero las de perico—
Que confundo a Barba-Jacob con León de Greiff
Que no he plagiado versos en ningún Rincón
Que no he echado chisme con Cobo Borda
Y que siempre me ha gustado Silva… en mi billetera
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Yo
Quisiera ser, al menos, como ellos
para que alguien se acordara de mí en un poema
y escribiera:
Yo
Que tampoco fui poeta como él.
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ÁRBOLES DE HIELO
I
Siempre me gustaron
los Súper Campeones;
los veía todos los sábados
a las tres de la tarde
en el televisor de la casa.
El único que había en toda la vereda.
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Era muy chévere:
sudando nos sentábamos
después del partido
mis primos, mis vecinos y el balón
(pues sabíamos que él también era nuestro amigo).
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Un día, cuando llegamos de jugar,
ni mi mamá ni mi papá estaban en la casa
y del televisor surgió una lluvia de moscas
que nos cubrió los rostros.
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No sabíamos qué pasaba:
el cielo se puso rojo
y de las nubes surgieron burbujas de sangre
que explotaron en nuestros ojos.
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De la calle un ruido negro
—y no me digan que no llore—
subía el telón
y dejaba ver la noche:
ellos también jugaban
a los Súper Campeones
y el balón —su amigo
era la cabeza
de mi padre.
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II
En el colegio
todos nos la llevábamos muy bien
a pesar de que el gordo,
el más grande de todos,
era un poquito alzado.
A veces no nos gustaba estar con él
y en parte se lo merecía
porque nos hacía bataneo
cuando jugábamos con canicas
y le pegaba a los más pequeños.
Pero en el fondo lo queríamos mucho;
por eso nos dolió tanto
cuando su mamá nos dijo
que se lo habían llevado para el monte
la tarde en que dios olvidó
que también había sido niño.
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III
Ahora vivimos en Bogotá
y para el que no sabe cómo es
se la voy a presentar:
Bogotá es una ciudad muy fría,
pero no me refiero al clima
porque —y no me vayan a decir que es bobo—
para eso hace tiempo se inventaron
la ropa gruesa
y las cobijas:
Bogotá es fría
porque la gente tiene un gran cementerio
en su corazón.
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INDIGENCIA
Dicen
que se la pasa leyendo papeles
que recupera de la basura de los manicomios
y escribiendo con tinta trasparente,
que se emborracha de noche
—no por la noche—
y que le gusta bien fría.
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También dicen
que trabaja en un sueño, o mejor, en una pesadilla
y que dios, en persona, lo coronó con aureola de ateo.
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Eso dicen
de mi amigo
que escogió
como costal
la poesía.