CAMILA CHARRY (BOGOTÁ)

Fecha:

Fotografía realizada por: Juanita Castañeda

.

Camila Charry Noriega (Bogotá, Colombia). Poeta y editora. Profesional en Estudios literarios y Maestra en Estética e Historia del arte. Ha publicado cinco libros de poesía; los más recientes El sol y la carne; Arde Babel; este último re-editado en Guatemala y México en el 2018 y 2019 respectivamente. También ha publicado varias antologías de su poesía, entre estas Fuego de los días, Una raíz torcida y Materia iluminada, poesía escogida, en edición bilingüe, español-francés en el 2019 y En la tierra todo es opaco, Editorial Pulpo, en Puerto rico.  Es co-editora del fanzine La trenza que aborda la poesía y el ensayo escritos por mujeres en Colombia. Trabajacomo profesora de poesía latinoamericana, literatura y escritura creativa. 

***

Meditación

.

Aquí fumando,

mal hábito deseado,

el letargo es contingencia.

Estirar la mano entre el humo y el cenicero,

amputar la ceniza y de la incisión

extirpar el signo.

.

Los malos hábitos 

se aprenden a escondidas,

mirar bajo el vestido de una monja,

en el vino encontrar la salvación

y ante el gesto generoso de los hombres

confirmar la inexistencia de Dios. 

.

Pertenece al artificio, 

a la civilización,

el escándalo.

Por acá, solo el humo que fluye,

la pena del fósforo que no atina

al cuajo.

.

Cuánta carne sobre la tierra.

Cuántos coágulos.

.

.

.

.

Intento optimista con perros y Pink Floyd

.

Cada una de las cosas que pasaron

y de menos estuvo

que el tiempo fuera breve

y uno engordó

y fue la historia un puñado de perros

que uno a uno también engordaron

entre las cosas mías

que siempre han sido un parlamento fumante

sobre lo mismo

y menos mal

porque traían de regreso 

del otro lado de la vida

el encargo de lo que resiste.

.

Bring the boys back home

se repetía en el desayuno

el almuerzo

la cena

y era tan cierto como ahora

el desprecio por los hombres que deciden 

que otros vayan en su nombre

a morir en la guerra.

.

Pasaron tantas cosas y uno apenas

vio el destello

el oscuro rescoldo 

que quemaba la punta de los dedos

por no poder decir algo diferente

y así se repitieron a través de los años 

los mismos poemas

y quienes los leyeron decían:

levanta de entre el lenguaje otras imágenes

más acordes a esta época

.

y la época siempre es la misma

y uno engorda y engorda

de impotencia

de pensar en el temor

enconado de los otros por mí

porque nunca pude decir otra cosa

ni ser vanguardista 

y me quedé girando 

          bella e inalterable en el mismo espejo

cuando todo siguió pasando

y se esperó

de la poesía

                       el futuro

.

aunque no. 

.

.

.

.

Fuego de los días

.

De espera en espera consumimos nuestra vida.

Epicuro

.

Por acá todo es casi fuego a diario,

el perro olfatea en la cocina

las cenizas de la luz; 

eso es la desaparición

la ausencia de la lengua sobre el pan, 

los ojos que desean lo que se hunde

en el misterio del mundo.

.

Yo no sé si es bueno nombrar, 

yo no sé,

pero a veces 

cuando amenaza el fuego lo más elemental,

uno se pregunta si de esa manera debe ser todo.

.

En la cocina

la tetera canta exasperada

y el olor a hierro quemado es el único vestigio

de un agua seca y reseca, 

inexistente  

entre el fondo negro de la olla.

.

Otro día es un cigarro que encuentra entre silbidos

el blanco corazón de la colilla que se ahoga,

allí el fuego es pasado,

certeza limpia.

.

Así también pasa con el cuerpo

y uno sigue preguntándose

qué lo quemará:

una enfermedad en los pulmones, 

un carcinoma,

un balazo, una traición.

.

Quién sabe qué extraño fuego 

acabe esta espera. 

.

.

.

.

Segovia

.

Los perros también se acercaron

pero el hedor los alejó,

a ellos, que han aprendido a destilar de lo amargo 

el amable vapor de la belleza.

.

El cuerpo ladeado se entregaba al abismo

suspendido de una rama, sus pies se sacudían bellamente,

la cabeza inclinada hacia los ojos de sus padres

parecía vieja, aguerrida

en ese cuerpo hinchado y extraordinariamente joven.

.

Abierto el vientre dejaba ver la sangre seca que retenía

los órganos 

como una mueca generosa de la muerte.

.

Los padres se balanceaban abrazados 

tristísimos sobre sus propios pies

bailaban al ritmo del cuerpo que pendía de la rama.

Alexandra Ruíz
Alexandra Ruíz
Periodista y comunicadora social egresada de la Universidad Minuto de Dios. Profesional con énfasis especial en comunicación participativa y ciudadana.Trabajó como periodista en el año 2019 en TVU, canal oficial de la Universidad de La Plata en Argentina. Actualmente es periodista en la Revista Occidente XXI, donde realiza el ejercicio de gestión cultural, redacción, edición y cubrimiento de eventos.

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