El sionista interno

El genocidio que se presenta actualmente en Palestina es una situación señalada por diferentes medios de comunicación internacionales. La actuación de Israel, quien perpetúa ante los ojos del mundo una masacre hacía el pueblo palestino, están impulsadas por el sionismo, una ideología política gestada a finales del siglo XIX por Theodor Herzl, en la que propone a la población judía construir un estado nación y establecer su propio territorio, puesto que han estado diseminados durante toda la historia. Para esa época, los judíos no compartían una lengua o territorio en común, pero sí una religión tradicional que les posibilitaba una base para crear su sueño nacionalista. Los tintes teológicos que hay detrás de esta ideología son peligrosos porque apuntan a un territorio sagrado, una tierra prometida por su dios; sin embargo, esta tierra prometida ya estaba siendo habitada por otra nación hace siglos, lo que orilla a los sionistas a empezar una depuración poblacional y recuperar su territorio sagrado, desencadenando una visión xenófoba,  racista y narcisista apoyada por una promesa divina que resalta -de nuevo- la violencia gestada por las religiones de libro y la hegemonía divina en las sociedades.
Cabe resaltar que en nombre de Dios se han impulsado masacres, colonizaciones, despojos, erradicaciones étnicas, epistémicas y un largo etcétera.

En el caso particular de Colombia, encontramos migraciones constantes de comunidades rurales que han sido despojadas de sus territorios y se han visto en la necesidad de refugiarse en las cabeceras urbanas de la nación. La creación de artificios políticos como las fronteras, el color de piel, la religión, la lengua, tienen como objetivo la compilación de datos para clasificar y escoger de manera selectiva quiénes pueden acceder a ciertas garantías de derechos y quiénes no dependiendo los criterios. La lógica individualista en la que crecemos, configurada por un modelo económico capitalista, nos posiciona solo en los intereses propios, nos vuelve apáticos frente a las necesidades de la otredad, utiliza sus condiciones de vida como objeto de señalamiento, estigmatización, segregación, no permite a todas las personas tener el derecho a la voz y a la acción. El caso más latente de esta problemática en Colombia, es la población venezolana, quienes han sufrido señalamientos por su condición migrante, orillándolos muchas veces a condiciones de vida precarias y vulnerables, enajenandonos de sus necesidades; este encadenamiento de acciones nos hace sacar a flote al SIONISTA INTERNO.

El territorio siempre ha sido un tema de disputa, puesto que nos permite cultivar la papa, mantener la lengua, edificar el hogar, fluir con el río, sin embargo, esta disputa nos demuestra que no estamos alejados de la realidad Palestina, la apatía nos ha llevado a la muerte de comunidades enteras, de lenguas erradicadas, sueños destruidos de miles y miles, vidas de niños en manos de misiles justificados en nombre del conflicto narco, ecocidios a favor del sueño estado nación al que le apunta Colombia, esto, nos asemeja a la visión israelí de construir sus metas encima de cadáveres.

En ese orden, la mejor forma de ayudar a Palestina es empezar en nuestro territorio, confrontar el sionista interno, proponer una sociedad más amable, comprender y rechazar nuestras pulsaciones xenófobas, racistas, narcisistas, oponerse a lo injusto; por eso la importancia de apoyar las causas que están del lado de la gente, conmocionar nuestros círculos más cercanos, pensar nuestro lenguaje frente a la otredad, defender la vida, pero sobre todo gritar:

PALESTINA
LIBRE
para que perdure el pueblo del pasado,
para confrontar el horror del presente,
y soñar con la nación libre del futuro.



Foto tomada de: https://www.aa.com.tr/es/mundo/palestina-rechaza-llamado-de-israel-para-establecer-campos-de-refugiados-temporales-en-el-sur-de-gaza/3052514

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