RUDY FABIÁN CIFUENTES

Rudy Fabián Cifuentes Ayala. Caracas, Venezuela (1979). Ingeniero Industrial (2004), Licenciado en Ciencias Gerenciales (2006). Músico y escritor aficionado. Participaciones en tertulias poéticas del grupo Púrpura Poesía (Táchira, Venezuela) y en recitales poéticos realizados en Cúcuta, Bogotá, Funza, Bucaramanga, Garzón, Pereira y Palmira. Publicaciones digitales en diversas redes sociales, en las revistas digitales La100aga (España), El Grafógrafo (UGC, Bogotá), y en los libros digitales Antología Mundial “La papa, seguridad alimentaria” de Editorial SAGACOM (Bolivia, 2019) y Antología Poética “Vuelo de Palmas” de Ancla Ediciones (Colombia, 2020). Colabora como traductor para la revista internacional de poesía “Caravansary” de Editorial Uniediciones (2019). Publicaciones impresas en las antologías “América Grito de Mujer” (2017), “Homenaje al Arte como precursor de Soberanía y Fraternidad” (2018) de la Colección Comuneros del Mundo, Editorial Uniediciones (Colombia), antología internacional “Beyond The Language” Editorial Authorspress (India, 2021). Primera plaquette “Soplos en la bruma” (2019) y primer poemario “La vida despacio” (2019).

***

ÁCAROS

.

hay ácaros en este sueño

dictando sus patrones del mundo

yo me hago el sordo

para sobrevivir a sus tragedias

.

hay ácaros en los besos

y en las miradas de los extraños

escarbándonos

                            sin que nos demos cuenta

infestándonos de memorias

.

los ácaros me consuelan

les complace comer de mi oreja

como un último horizonte

entre sus bellas dormas, me ojean

.

hay ácaros creando un mundo

con la misma experticia de un dios

pero sin su magra soberbia

ni la maraña de castigos

.

en donde encuentra astucia

acurruca el ácaro sus larvas

ni siquiera sabrás que su aliento

dormirá en este último beso

.

.

.

.

ALGO ME NOMBRA

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No quiero que sepa nadie de mí.

No entre la neblina

ni en la astralidad de los adivinos.

.

El río en que muere la vida del último día

y la noche en que se despoja el desierto

de sus arenas:

es un milagro no tener sed.

.

Preciso que comience a llover ahora

cuando ya el sol no puede hacernos carne.

.

Pero no llueve.

Es el momento en que se pronuncia solo

el mundo.

Quedan oyentes, expectantes,

esperanzados en una sentencia, 

una palabra.

Un pequeño rito que les quiebre la sordera.

Aunque no llueve, enmudecen.

No tengo motivo para recriminarles sus extravagancias.

.

Preciso que comience a aclarar ahora,

cuando ya la noche no quiere heredar mis sueños.

.

Algo sin rostro me nombra.

.

Bastaría con saberme yo mismo.

Si no estuviese ciego descubriría mis ojos

y todo lo que cuelga más allá de mi ausencia.

Ahora, inacabado, perdido,

hecho neblina, quedo.

.

.

.

.

FANTASMA

.

aquel niño que flota

columpiándose en la brisa

fantasma de un fantasma

juguete de miedos

celofanes blancos y negros

.

se quedará en las fotos esparcidas

sin las calles abominables

del corazón profundo

.

sin la calina

de los objetos que nos cuentan

sin el ruido de los gatos apareándose

ni ojos fucsia que vean a través de otra ventana

por la que volverán a ser mundo

mis tímidas proezas

.

.

.

.

EXTREMAUNCIÓN

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Hola cristo negro que no me miras

Hola ruidos de copas de champaña supernova

Hola empujadores de la ignorancia

Media luna que acaricia la dureza del smog y atropella los sueños de los que habitan ante tu puerta

.

Hola muertos sin extrema unción

Chica rola que se me cruza entre la ropa gringa usada, rola extraviada entre los atajos de lo inmundo, buscando la expiación de esta Lourdes que ya no es virgen

Hola kamikazes de dos mil cuatrocientos pesos

Hola señores de verde chillón que mantienen su mano derecha acariciando la cacha de la matatodo, como si en cualquier momento la ciudad fuese a estallar

.

Hola ciudad empedernida como mi alma, adoradora de lo irónico

Bogotá, vuelvo a tus ovarios

Luego de mis tantos suicidios

.

A ver cómo me pares esta  vez

Llo-ve-ré

.

.

.

.

CONJURO

.

Esta noche volveré

al nido de las brujas

y me haré una con ellas

en el hálito de lo indecible

con los cabellos indomables

entre los tesoros enquistados

conjuraré el miedo en los huesos

para que sea compañía

aún después de la muerte

.

Tres hoyos cavé en la tierra

donde enterrar mis memorias

que languidecían

en los dedos largos que no lograban

descifrar la magia

aisgnar el amuleto

darme el ímpetu

para derrotar el duelo

.

De nuevo puedo

sufrirr el miedo en las miradas

sembrar mi miedo en tu miedo

esparcir el fuego que una vez royó

el dulce de nuestra piel

la esperanza de los ojos

el túnel de mi lengua

dejándonos condenadas 

a la jauría del bosque

inocente verdugo de mi poder

.

Han pasado seiscientas décadas

.

aún la ceniza destruye

un sordo pasado

ningún demonio me reconoce

los siglos quedan vacíos

de mi nombre

de mi estampa

ya nadie recuerda mi sino

ni mi despertar

Al morir, revisarán tus huesos y sabrán

que aún entre tus restos

está conjurado mi nombre

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