Ruben WC Giraldo, nació en Tulua Valle en 1996 y “vive” en Bogotá pero esto no es relevante, es educador popular, publicó en el 2017 su primer libro poemario con Ediciones con Tinta Ebria, llamado Ángeles Rojos dedicado a los amigos y al Wiskey que valía 5 mil pesos en esa época, el libro más leído en las guaraperías y cigarrerías 24 horas, afirma que la poesía es la escultura hecha con chatarra reciclada que esta arrumada en el patio de su casa y no deja a su perro cagar en paz (por aquello de que el sentido de la poesía no es exterior, sino interior, es decir, no lo que las palabras dicen sino lo que se dicen entre ellas), afirma que uno en la vida debe permitir ganarse los abrazos de sus amigos y de la vecina que cree que es buen tipo porque hace (hago) los mandados y le regresa la vueltas completicas. Esta próximo a publicar su segundo poemario Instrucciones para hacer Fuego, del cual esta integrado por algunos de los poemas a continuación.
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Arlequín arlequinado o mundo basura
Repito esas voces que siento como mías.
—¿Por qué escondes tu voz y unas relaciones fantasmas
como tu madre, policía invisible,
basura basurienta de canal cañoñístico místico cañaveral?
Vanidades húmedas y ahogadas de pura basura cotidiana
sobre deudas, deseos y vivir pagando arriendo.
Basura húmeda que bota líquido por la bolsa rota
como el cáncer que mata a mi buena estrella,
ella que ni existe y yo que desde niño inventé un mundo nuevo que no veré
y así qué chiste crecer.
Crece y olvida que alguna vez sentiste pisar una hoja seca
olvida el juego de caminar por la calle sin pisar ni una línea
que ahora se trata de esconderse de las autoridades correspondientes,
piensa en cómo responder a las preguntas de un niño que no pudo crecer ni morir.
Yo creyendo en tu mal y en tus estrellas.
Cae frente a tu sol, lindo guayabo de mi amanecer,
duerme frente a las nubes de mentiras del mundo nuevo,
baila el bailoteo borrachín
mientras todos disfrutamos de esta noche, como si el mundo no fuera la basura que todos provocamos.
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Poema apocalíptico #2
Ella duerme,
está bien porque está descansando por primera vez,
ignora la sangre que perdió en el camino
y que el mundo sigue girando sobre su propio eje
alejándose cada día más del sol y de su bondad.
Sueña con sembrados de poemas y otras flores para las abejas,
está quietecita para que el agua no rebose los límites imaginarios de su mente
y no explotar de vacío como se suele hacer cada día
con cada cifra
de cada muerto
en cada rincón del planeta.
Ella duerme y sabe que estoy con ella,
sentado en la taza del baño, escondiendo el asco que me produce todo,
para nombrar el mundo solo con colores,
para que cuando ella despierte sepa que solo miento,
que nada vale la pena,
que el sueño es un atajo para llegar más pronto a la fiesta de la vida
que comenzará cuando todo esto pase.
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Nací un domingo de Enero.
Nací un domingo con la pereza arrastras de mis pies
Elevaré cometas con los vientos que se llevaron siempre siempre
un poco de mí
Lo haré sin mirar atrás
Mi cuello ya no soporta recordar el pasado
Los cobradores gota gota aun golpean la puerta de mi casa preguntando por el nombre falso que les di
Ya saben de mi rutina
Ya saben en qué gasté su plata
Saben que no hay forma de recuperarlo
Saben que no tengo con que pagar
Saben que no tengo nada que perder
Lo perdí todo en este punto de mi vida
Soy un limbo en sus negocios
De lo que yo era antes, dejé sembrado un poquito en cada persona
Un poco de luz y de sombra
Un poco de esto y de aquello
De culpas y rencores
De motivos de venganza
De malas enseñanzas
De formas para amar
De razones para salir corriendo
De formas para no pagar y tomarme el primer y último chorro
De excusas para seguir haciendo daño
De motivos para planear atentados
De malas finanzas personales
De perros secuestrados
De infantes maliunfluenciados
De vidas infuncionales
De jibaros menores de edad que me decían profe
De cárceles, bares y bibliotecas llenas de conocidos
De clientes insatisfechos
De saber que nunca es suficiente
De reconocer que la tristeza es sabrosa
De siempre estrellar en las persecuciones
De no triunfar a propósito
De cagar en el plato de comida
De decir buenas noches y gracias
De quitar la música
De pisar bailando
De perder las llaves
De no tener EPS ni cédula
De devolver un gas lacrimógeno
De tener oportunidades para fallar y fallar
De soportar golpizas
De evadir persecuciones
De amar y hacer daño, si en ese mismo orden una y otra y otras vez y me canso
De creer que algo de todo esto no es merecido
De pocas razones para escucharme leer el último poema
Nací un domingo de enero
Un mes dónde no se dan regalos
Un día soleado con poco tráfico
Día de no trabajo
A las a las 8 de la noche cuando las enfermeras estaban agotadas
Momento justo en que me descuidé y desperté aquí con ustedes.
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Naturaleza deseante
I
Hay que saber respirar
la cálida verdad de lo establecido,
trampa invisible de las masas morrongas,
a punto de hervir cuando un niño diga la verdad.
La verdad de los poderes y la naturaleza deseante.
II
Seremos niños salvajes en la tierra cuando los muertos no puedan con nosotros
cuando el amor no pueda con nosotros
cuando ni las leyes ni la ciencia puedan con nosotros
el mundo no será nuestro, seremos del mundo… de nuevo.
III
Mi cuerpo es la idea del plagio genético
de un dios que no existe,
mientras mi pie se desgasta quemando gasolina
mis manos se intoxican con la luna cardiaca
mi corazón se clausura por salubridad
—las cucarachas se comían otras más pequeñas—.
IV
Debemos saber que todo cambia
lo que se transforma también cambia de lugar.
Lo radical es el chisme de la inconciencia social,
es la mentira gigante del miedo
lo que no cambia se pudre en el tiempo:
el policía que se pensiona jamás deja de ser un policía.
V
Nos hicieron creer lo que querían:
queríamos irnos lejos,
nos hicieron odiar las despedidas.
Cuando me dicen:
“estamos entre la espada y la pared”
recuerdo que la espada
siempre es mía.
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Instrucciones para hacer fuego
Si pensara
que mi vida se va con el viento
no se iría tan rápido y yo no sería un niño preocupado por el paso del tiempo.
Si pensara
que la vida es viento saldría de la cárcel que son los otros,
que las relaciones humanas no son un intento de violación infantil cada media hora
en este país,
que el arte prodigioso es peligroso
porque nos dice fanáticos a los demás,
que el pueblito de mis cuitas, de casas pequeñitas, por el que en sus calles tranquilas corrió mi juventud, se convirtió en una olla
donde la que vende el pan vende vicio
y cuando tengo $2.000 entro en el dilema más complejo
de si votar o no en segunda vuelta o si comprar pan o la otra cosita.
El poema no es leerlo ni comprarlo
es tomar la decisión,
por eso el poeta no escribe:
la comete, lo hace real, lo efectúa, sin mareo, con pecado, con la leña seca o mojada,
y en las marchas
cuando quieren prender la cosa
no buscan al boy scout
buscan al poeta
que, aunque no le compren sus libros
siempre está acostumbrado a quemarlo todo.
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Palo de mangos
Deberíamos matar al presidente en alguna fecha patria
o siquiera hacer enfadar a un policía en el espacio público.
Ya nada tiene sentido porque mi madre aún no encuentra mi cadáver
y el mundo que creamos juntos ya no lo puedo ver.
Si estoy bajo tierra quiero convertirme en un palo mangos
y que mis amigos tiren piedras y se coman los que puedan bajar
con salecita y limón.
Que se tomen fotos o marquen los nombres de sus noviecitas
para que cicatrice y quede para siempre.
Mi memoria es la de un árbol que sirvió para escondernos de los malos que buscaban a los buenos para sembrarlos como a mí
y el tiempo hará de todo esto un bosque, de esos con árboles que hablan con el viento y duermen a las aves
hasta que llegue la primavera y puedan migrar.
Nosotros, los árboles, nos quedamos aquí, germinando memoria, dándole sombra a la finca que no ha sido quemada, al niño que montó un columpio para sus amiguitos,
al viajero obligado que sale de la vereda para ir a la ciudad y fundar un nuevo barrio
un barrio donde llegó una muchacha que hacía las tareas de sus amigos,
amigos que se juntaron para pintar una nueva casa para todos,
una casa con raíces y frutas como yo,
de madera gruesa y fuerte para aguantar el tiempo, que dé sombra al bueno y al malo porque todos somos presos del sol
y que se sepa de nosotros los árboles que, como el cosmos, no desechamos nada y cuando morimos nos convertimos en semillas, que a las ideas no las mata ningún tipo de calibre y que más hace un palo de mangos a esta buena tierra, que las intenciones humanas para exterminarnos a nosotros mismos.
Y que el glifosato de tu corazón deber ser reemplazado por un abrazo de árbol que limpia y parcha lo que la guerra mancha.